La cadena TuTi está cambiando el paisaje del retail en Ecuador con un modelo que habla sin ostentación, pero con una lógica operativa formidable. Al recorrer sus puntos de venta —espacios amplios, diseño sencillo, y un ritmo que parece acelerado— se siente que más que crecer, el retail ecuatoriano se está transformando para adaptarse a un consumidor que ya no apuesta por el gasto exuberante, sino por la “compra inteligente”: mayor frecuencia, tickets promedio más bajos y una elección clara de lo esencial.
Entrando en el año 2025, el panorama del “retail moderno” en Ecuador abarca supermercados, hipermercados, discount, tiendas de conveniencia, canales online y specialty retailers. Entre los jugadores tradicionales aparecían marcas como Corporación Favorita —una cadena histórica con amplia red nacional— y TIA, notable por su capilaridad. Es en este contexto en que TuTi emerge con una expansión que impresiona por ritmo y profundidad. En 2024 reportó una facturación cercana a los USD 693,2 millones, lo que representa un crecimiento de aproximadamente el 188,8 % frente a los ~USD 240 millones de 2022; tras registrar una pérdida neta de USD 6,7 millones en 2022, alcanza un resultado positivo de USD 0,6 millones en 2024. Su penetración de mercado alcanza aproximadamente el 88 % de los hogares ecuatorianos, con una red que al inicio de 2025 contaba con cerca de 685 tiendas y una incidencia estimada en torno al ~10 % del mercado organizado local.
El formato es claro, robusto y replicable: inspiración ‘hard-discount’ europea y latinoamericana (como los modelos D1 en Colombia o DIA en España/Argentina) con un surtido acotado centrado en bienes de consumo cotidiano, una elevada proporción de marcas propias (private labels) que superan el 70 % del rango disponible, precios bajos constantes, layouts funcionales y ubicaciones estratégicas en barrios con media-alta rentabilidad. Gracias a este planteamiento, TuTi ha logrado imponerse en un contexto donde muchos consumidores ecuatorianos están reduciendo el valor medio del carro de compra, pero acudiendo con mayor frecuencia y privilegiando justamente aquello que consideran “necesario”.
La digitalización se alza como ingrediente decisivo: el e-commerce en Ecuador representa aproximadamente el 4 % de las transacciones retail totales, impulsado por el segmento más joven (70 % de los usuarios online), que demanda entregas rápidas, servicios integrados y fiabilidad en el canal. Para un operador B2B esto se traduce en que proveedores, distribuidores y retailers deben superar la visión del punto de venta físico puro: logística eficiente, presencia omnicanal, abastecimiento fiable y visibilidad permanente se convierten en requisitos innegociables.
Desde la efervescencia de nuevas aperturas hasta los desafíos infraestructurales —cadenas de suministro todavía frágiles en zonas rurales, costes operativos bajo presión, competencia del canal informal y de tiendas de barrio— el mercado muestra que la modernización y la tradición coexisten. El éxito de TuTi no se gestó en un entorno sencillo: el endeudamiento familiar ha crecido en torno al ~15 % en los últimos dos años; muchos consumidores manejan presupuestos ajustados y prefieren formatos que ofrezcan conveniencia sin renunciar a la calidad percibida.
Hoy TuTi impone una nueva escena en el retail ecuatoriano: por ejemplo, las ventas netas de TIA han registrado una caída de aproximadamente el 3,7 % anual atribuida al avance de la oferta discount. El campo se redefine: no se trata únicamente de promocionar, sino de ganar con velocidad de expansión territorial, integración tecnológica, y la capacidad de mantener bajos costos.
Para los fabricantes, importadores y distribuidores italianos o europeos que miran a Ecuador como destino o mercado colaborativo, la clave radica en adaptarse a esta lógica: ofrecer productos que encajen en formatos discount o en canales mid-mass con credibilidad “value-for-money”, colaborar con retailers que demandan soporte operativo, logístico y tecnológico, y plantear condiciones de entrada flexibles y modelos de servicio que puedan escalar con la rapidez que este mercado exige. Las políticas de liberalización y la apertura a la inversión extranjera favorecen el entorno, pero el verdadero salto será trasladar modelos sólidos, afinados para la necesidad ecuatoriana de conveniencia, y la capacidad de atender no solo los centros urbanos principales sino también zonas emergentes.
“Esencial” no equivale a “carencia”. Equivale a elección, conciencia, eficiencia. En el pasillo de una tienda TuTi en Guayaquil, mientras las cajas se suceden rápidas y los carritos se llenan de productos a precio contenido, se vislumbra no solo un cambio en el modo de comprar, sino una invitación para quien exporta: aprender el idioma de un consumidor latinoamericano que sabe lo que quiere y lo que no está dispuesto a conceder — y quien lo entienda puede convertir al Ecuador 2025 no solo en mercado, sino en campo de crecimiento.
